José Félix Ribas (Caracas, 19 de septiembre de 1775 - Tucupido, Guárico, 31 de enero de 1815) Fue un ilustre militar venezolano, General en Jefe y prócer de la Independencia de Venezuela.
Primeros años
José Félix Ribas fue el último de once hijos de una familia distinguida de Caracas, que al igual que Simón Bolívar, pertenecía a la oligarquía criolla de la época colonial. Hijo de Marcos Ribas y Bethencourt y Petronila de Herrera; su padre nativo de la isla de Tenerife, fue Regidor y Alcalde Ordinario del Ayuntamiento caraqueño. Era hermano del teólogo Francisco José Ribas. Se casó el 1 de febrero de 1796 con Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar.
Fue alumno del Seminario, se dedicó luego a labores agrícolas. Fue además, uno de los más apasionados partidarios de la revolución independentista y uno de los primeros en la prédica y en el ejemplo. Formó junto con los Montilla, los Salias, los Bolívar y otros el principal grupo que apoyaba la independencia de Venezuela y su organización como República y cuyas gestiones desencadenaron la Revolución de 1810.
Ribas formó parte desde el 25 de abril de la Junta Suprema organizada tras la deposición de Vicente Emparan para regir la Capitanía General. En octubre de ese año organizó una protesta pública como líder de los pardos caraqueños por la ejecución del 2 de agosto de 28 patriotas en Quito por las autoridades realistas. Participo igualmente en las acaloradas reuniones de la Sociedad Patriótica donde fue uno de los líderes radicales que apoyaba la independencia absoluta de Venezuela.
Carrera Militar
Comenzó la carrera de las armas a favor de la independencia como coronel y jefe del recién creado batallón de Milicias Regladas de Blancos de Barlovento. En 1812 participo en la campaña contra Domingo Monteverde bajo las órdenes del general Francisco de Miranda quien lo envió con su batallón a reforzar al coronel Juan Pablo Ayala que defendía el portachuelo de Guaica. Luego siguió a Caracas para asumir el cargo de comandante militar de la ciudad en sustitución de Juan Nepomuceno Quero.
Emigró a Nueva Granada tras la caída de la Primera República en julio de ese año, y allí se encontró con otros patriotas venezolanos, uniéndose en Ocaña a las fuerzas de venezolanos y neogranadinos con que Simón Bolívar preparaba la invasión al occidente de Venezuela.
La Campaña Admirable comenzó el 28 de febrero de 1813 con la Batalla de Cúcuta contra el coronel Ramón Correa donde Ribas dio el golpe decisivo con una carga de bayoneta al centro de las líneas realistas. El 7 de agosto de 1813, Bolívar culmina su Campaña Admirable al entrar en Caracas, abandonada por el Gobernador Fierro, Ribas pasa de San Carlos a Caracas donde asume la Gobernación de la Provincia. A finales de noviembre de 1813 vence en la Batalla de Vigirima.
Durante la independencia, participó en numerosas batallas, pero el episodio más importante fue el de la Batalla de La Victoria (12 de febrero de 1814) en donde logró parar a las fuerzas realistas de José Tomás Boves con unas tropas poco experimentadas formadas principalmente, por jóvenes estudiantes y seminaristas que Ribas había logrado reclutar y en cuyo preámbulo pronuncio la famosa arenga: «No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer».
Después de esta batalla, junto con José Francisco Bermúdez, ofreció una resistencia heroica al jefe realista Francisco Tomás Morales en Maturín, pero también fueron derrotados. Huyó con un sobrino y un criado, pero fue delatado por un esclavo llamado Concepción González.
Muerte
Ribas fue capturado por los realistas en los alrededores de Valle de la Pascua. El Justicia Mayor de Tucupido Lorenzo Figueroa (barrajola) quien reclamó al prisionero como suyo, ordenó su muerte el 31 de enero de 1815, dentro de grandes vejaciones fue trasladado a la Plaza
Mayor de Tucupido en donde fue fusilado. Al pie de un árbol a escasos metros de la mencionada plaza su cuerpo fue desmembrado, la cabeza frita en aceite fue enviada a Caracas, donde cubierta con el gorro frigio que solía usar Ribas, la colocaron en la Puerta de Caracas dentro de una jaula en el camino para La Guaira, sus brazos y piernas colocadas en los cuatro puntos cardinales del pueblo en represalia a los patriotas de la zona.
Los restos simbólicos, un cofre con tierra del sitio donde cayó abatido el prócer José Félix Ribas, fueron trasladados por un grupo de jóvenes guariqueños entre ellos.
- Daniel Castro (Valle de la Pascua),
- Hector Ojeda (Calabozo),
- Manuel Vasquez (Tucupido),
- Donis Ojeda (Tucupido),
- Luís Jiménez (Tucupido),
- Jairo Bravo (Calabozo),
- José Nadales (Valle de la Pascua),
- Deysa Herrera (Calabozo),
- César Augusto Nieves (San Juan de los Morros),
- Cristopher Toiran Jr. (Puerto Cabello), quienes partieron en un recorrido a caballo por gran parte del estado Guarico hasta llegar a la ciudad de La Victoria y desde ahí hasta el Panteón Nacional en donde fue entregado al Presidente de la Republica de las manos del joven Luís Jiménez para que reposara en donde actualmente descansa, en el templo de la inmortalidad venezolana.
Cabe destacar que es el único acto público con motivo a su muerte ya que se prohibió realizarle las respectivas exequias en la época de su ejecución.